SUEÑA LEYENDO.




EL CONEJO DE LA SUERTE.


Erase una vez en una fantástica pradera con las montañas nevadas vivían unos encantadores conejos peludos muy guapos.
Uno de ellos era muy mayor. Su pelaje lo tenía totalmente gris. Se llamaba Blanco y todos lo querían mucho y lo respetaban como si fuese el padre del resto de los conejos.
Una soleada mañana de otoño,  Blanco asomo la cabeza hacia el exterior de la conejera para ver la pradera y vio unos jóvenes conejos que estaban jugando con otros animales en la montaña.
Por un momento dejaron de jugar  y se reunieron todos alrededor de un circulo para hablar del conejo mayor.
Se acercaron hacia la conejera para hablar con él.
-          Buenos días señor Blanco, venimos para decirle si nos puede enseñarnos cosas, por que cómo usted sabe muchas cosas de las montañas y nosotros no sabemos, pues nos gustaría saber más.
El conejo les respondió.  - ¡ Por supuesto que sí !. Mañana mismo podemos empezar. Venir todos a las 16 h de la tarde y os enseñaré todo lo que yo sé. Lo más importante de todo, es saber evitar que nadie nos pille o nos quieran cazar para comernos asados al horno con patatas y cebollas. Los humanos saben mucho sobre nosotros y hacen conejo asado o conejo al horno y esto debemos evitarlo.
-          ¡ Nos vemos mañana jóvenes ! ¡ ser puntuales !.
Al día siguiente todos los conejos asistieron a las clases como les había dicho de Blanco.     
Uno de ellos llamado Negrito, era muy pequeño y no asistió. Pensó que no valía la pena dejar de jugar para aprender.
Negrito era un conejito que siempre pensaba en pasárselo bien y no le interesaba escuchar a los mayores.
Un día el conejito continuaba jugando de aquí, allá y saltando por ríos y lagos para jugar con los renacuajos que se criaban en el agua, con los saltamontes que se encontraba por el camino, con los patos que nadaban sobre los lagos y algún que otro pez. Daba enormes saltos por la montaña para para que las mariposas se fijasen en él.
Le encantaba ir de un lado a otro y nunca paraba quieto e incluso se metía él solo en el bosque para saltar por encima de las hojas secas otoñales y crear melodías cuando las escuchaba crujir bajo sus pequeñas patitas. Pero un día Negrito mientras saltaba y bailaba piso por encima de una astuta red que estaba extendida por el suelo, cubierta de ramas, hojas y arbustos.
-          Era una trampa. Al pisar por encima de ella la red se cerró y se quedó envuelto igual que un abola de nieve.
Negrito muy aterrado de lo que le acaba de suceder empezó a inquietarse y ha gritar desesperadamente.  - ¡ socorro, socorro ! - ¡ socorro, auxilio ! - ¡ ayudarme a salir de aquí, socorro ! - ¡ me han cazado ! ¡ socorro, socorro, que alguien me ayude !.
Por la noche la madre empezó a inquietarse al ver que su hijo no llegaba a casa y le pidió a Blanco que le ayudara a buscar a su hijo.
El conejo mando a todos los demás conejos que salieran en busca de Negrito por los lugares donde solía jugar y entretenerse.
Blanco mientras tanto se dirigió donde los cazadores solían poner las trampas.
De pronto escucho unos pasos de una  persona humana. Era un hombre que se iba acercando cada vez más hacia el lugar en el que Blanco sabia ir perfectamente al bosque de los cazadores.
El conejo asustado perdido fue corriendo sin para y al mirar la siguiente trampa encontró al pequeño Negrito triste y apagado encerrado en una red de un astuto cazador. Rápidamente Blanco comenzó a morder la con sus finos dientes las cuerdas hasta que consiguió por fin romper la red  y se oía los pasos del cazador encima de ellos.
Se fueron corriendo tan rápido como sus pequeñas patitas le permitían correr.
La madre de Negrito al ver que su hijo venia hacia casa y estaba a salvo, sin daños , lloró de emoción.
-          ¡ Que alegría más grande ! - ¡ Y que susto me has dado ! ya estas a salvo, hijo mío. Gritaba la madre.
¡ Mamá, lo siento mucho, lo siento, lo siento !. Le respondió Negrito a su madre.
-          Ya esta hijo, gracias a Blanco estas a salvo. Espero que ahora sepas lo importante que es escuchar a los demás. En la vida hay cosas que debes saber y que necesitas aprender.
Negrito le respondió a su madre ¡ sí mamá, lo sé ! ¡ Ahora aprenderé !.
El pequeño conejito le pidió disculpas a Blanco y le dio las gracias por haberle salvado la vida.
-          ¡ Lo siento mucho Blanco ! te prometo que ya no me voy a saltar más ninguna clase.        



      
  


Comentarios

  1. muy buena lección, siempre se ha de estar atento en clase, y no faltar.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Sí. Negrito al final después de llevarse un escarmiento, comprendió que la vida no esta hecha solo para juegos...
    Gracias Llorenç por leerme.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Ninguén escarmenta na cabeza de outro. Bo conto, Mónica. É de colleita propia? Se así é, adícate a escribir. Apertas

    ResponderEliminar
  4. Hola Beatriz. De eso se trata de seguir escribiendo y trasmitiendo cuentos con una determina lógica a pesar de que no se si la imaginación de le echo encima se desgasta o no se desgasta, pero yo por el momento seguiré escribiendo mientras pueda, claro esta.
    Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

FARMACIA DE GUARDIA

FARMACIA DE GUARDIA.

FARMACIA DE GUARDIA.