FARMACIA DE GUARDIA.

DOMINGO EN CASA.

Queridos amigos, os deseo de corazón,

qué disfrutéis con esta continuación. 

Este sería el cuarto capítulo desde que empecé a enseñaros estos cuentos que yo estoy creando. 

Espero que podáis gozar con los personajes y soñar con un mundo diferente y entrañable ayudándonos a entrar en una vida siempre soñada. 

Con la diversión y las sonrisas que

 nos aportan los niños de campo y las enseñanza de los adultos. Haciendo el bien para ellos mismos, pero también ayudando a los demás vecinos. Donde en las grandes ciudades esto ya se perdió hace mucho tiempo. 

M.Pin.@. 

Al final la mañana de aquel domingo, Paula, su madre Palmira y su pequeño hijo Daniel se refugiaron entre confituras en la cocina. Paula, estaba con la pesa en la mesa de la cocina, pesando las raciones de cerezas para calcular el número de frascos que podia hacer de mermelada de cerezas en  conserva. Su madre Palmira hervia las cereza triturada y sin hueso , añadiendo  una taza pequeña de azúcar para que no quedará muy ácida de sabor. Su hijo Daniel de 5 años se comia las cerezas, de la misma forma que las traian del cerezo. Mientras en la calle estaba haciendo mucho frío. Los sobrinos de Palmira y primos de Paula y Daniel fueron llamados por la ventana de la cocina para que subieran a casa. 

La mesa ya estaba preparada y era mejor que jugarán dentro de casa. Los niños se pusieron a jugar al Parchís dentro del salón de sus primos. Alexandre y Felix se despidirron de su amigo Thiago. Eric y Noa también hicieron lo mismo con Thiago.

Mientras los primos estaban juntos en el Les en el cálido hogar de sus familiares.

A Noa le entraba el sueño y se quedó dormida en sillón.  

Eric, Felix y Alexandra seguían gozando con el juego de Parchís.

 

Margarita en Artias con la pequeña Lucia, 

Mientras la niña estaba sentada en su tamburete y los zuecos puestos hechos de su abuelo y con sus juguetes. 

Su madre estaba haciendo la mantequilla y ya tenía hecho quesos con leche de vaca. Lucía observaba todo lo que hacía su madre. Mientras la tarde a invierno empezaba a oscurecer. 

Entre el establo y la parte de hacer un quesos, yogures... la temperatura era buena para estar en la lecheria de la casa. 

De pronto empezó a caer copos de nieve y los niños de los pueblos se asomaban por los cristales de la ventana de sus hogares. 

Por la noche los abuelos fueron a recoger a sus nietos Alexandra y Felix del Les. Y en Arties estaba oscuro, por eso siempre iban con los niños envueltos en una manta y con los farolillos encendidos con una mecha y aceite para mantener luz por el camino hasta llegar a casa de Margarita. Al pequeño Thiago amigos de los niños con los que siempre jugaban juntos e iban al mismo colegio también sus abuelos Matías y Raquel lo recogían envuelto en una manta para casa.

Todos en marcha a sus hogares para encender las chimeneas y a dormir bien tapados. 

Así se retiraban los vecinos de paeear con vuelta a sus casas cuando se presentaban las tardes-noches de nieve.

Bien abrigados, evitando coger fuertes resfriados, gripes, pulmonías... Y el lunes otro día sería.  

Continuará...        

                                              M.Pin.@.